miércoles, 12 de septiembre de 2007

Columnas recientes ...

COLUMNA VIRTUAL
Por Ximena Gutiérrez


Clic sobre la imagen para ampliarla. Clic en "Atrás" en la barra para regresar aquí

+++

¿LA LOCA SOY YO?
Ximena Gutiérrez ximenacali@gmail.com
LA NACIÓN, Neiva, miércoles, 12 de septiembre de 2007
http://www.lanacion.com.co/cms/index.php?option=com_content&task=view&id=3561&Itemid=80
(Matriz, LA NACIÓN : http://www.lanacion.com.co/ )

Los “dioses” que manejan el dinero en Colombia deben estar locos. El presidente de los ganaderos, José Félix Lafaurie, insiste en repartir tierra a diestra y siniestra para “los pobres del país”. Julio Mario Santodomingo, Luis Carlos Sarmiento Angulo y Carlos Ardila Lülle, siguen dizque soñando con que las fundaciones que llevan sus nombres, lleguen con educación, alimento y techo a los niños que son mal “paridos” o traídos al mundo como producto de la irresponsabilidad de quienes todavía creen que el sexo se reduce a una ecuación: Penetración + eyaculación = procreación.

Esa fiebre de la responsabilidad social afecta, incluso, a las empresas que explotan petróleo en las zonas del Huila y los Llanos Orientales, que ahora andan tarareando aquella cancioncita parroquial: “¡Compartir, compartir con alegría, pues el mundo se olvidó de compartir!”. O se les corrió la teja, o por fin se dieron cuenta de que invertir en la gente es casi como invertir en ellos mismos. Y no sólo porque con esos aportes o donaciones se ahorran los impuestos ante la DIAN, sino porque ahora también están pensando en sus propios empleados. ¡Eso es lindo! Todos están en el plan de pasar por “buenos tipos’ y subirse a la cresta de la ola de las famosas “Megatendencias”.

Según los estudiosos del tema (famosos gurúes de la economía moderna) las empresas que no piensen con sentido social están condenadas a desaparecer en los próximos 20 años. Y claro, eso les pone los pelos de punta. O mejor, deja más calvos a los gerentes que ya han perdido su pelo pensando en las inversiones de capital, mientras descuidan el capital social. Esa es la razón por la cual las empresas están incluso creando oficinas de relaciones con la comunidad. Y aunque siempre he creído que un optimista es un pesimista mal informado, esta vez estoy convencida de que la cosa va en serio. Los modelos de empresas sociales desarrollados para pensar en la gente, en la construcción de una sociedad más equitativa y menos excluyente, merecen todo el apoyo de las entidades del Estado.


Sólo me queda una inquietud: ¿Cuándo celebraremos que los bancos hagan lo mismo pensando en las afugias que viven los miles de destechados víctimas de la Upac y la UVR? O más simple aún: ¿Algún día los bancos aceptarán que la Corte Constitucional ya ordenó que los casos de procesos hipotecarios presentados antes de promulgar la Ley de Vivienda (diciembre de 1999) debe ser archivados? ¿Será que esto es mucho pedir? O… ¿la loca soy yo?

.

Monumento a LA GAITANA en Neiva

Rodrigo Arenas Betancourt



.






+++
¿LA LOCA SOY YO?
Ximena Gutiérrez ximenacali@gmail.com
LA NACIÓN, Neiva, miércoles, 12 de septiembre de 2007
http://www.lanacion.com.co/cms/index.php?option=com_content&task=view&id=3561&Itemid=80
(Matriz, LA NACIÓN : http://www.lanacion.com.co/ )
Los “dioses” que manejan el dinero en Colombia deben estar locos. El presidente de los ganaderos, José Félix Lafaurie, insiste en repartir tierra a diestra y siniestra para “los pobres del país”. Julio Mario Santodomingo, Luis Carlos Sarmiento Angulo y Carlos Ardila Lülle, siguen dizque soñando con que las fundaciones que llevan sus nombres, lleguen con educación, alimento y techo a los niños que son mal “paridos” o traídos al mundo como producto de la irresponsabilidad de quienes todavía creen que el sexo se reduce a una ecuación: Penetración + eyaculación = procreación.


Esa fiebre de la responsabilidad social afecta, incluso, a las empresas que explotan petróleo en las zonas del Huila y los Llanos Orientales, que ahora andan tarareando aquella cancioncita parroquial: “¡Compartir, compartir con alegría, pues el mundo se olvidó de compartir!”. O se les corrió la teja, o por fin se dieron cuenta de que invertir en la gente es casi como invertir en ellos mismos. Y no sólo porque con esos aportes o donaciones se ahorran los impuestos ante la DIAN, sino porque ahora también están pensando en sus propios empleados. ¡Eso es lindo! Todos están en el plan de pasar por “buenos tipos’ y subirse a la cresta de la ola de las famosas “Megatendencias”.


Según los estudiosos del tema (famosos gurúes de la economía moderna) las empresas que no piensen con sentido social están condenadas a desaparecer en los próximos 20 años. Y claro, eso les pone los pelos de punta. O mejor, deja más calvos a los gerentes que ya han perdido su pelo pensando en las inversiones de capital, mientras descuidan el capital social. Esa es la razón por la cual las empresas están incluso creando oficinas de relaciones con la comunidad. Y aunque siempre he creído que un optimista es un pesimista mal informado, esta vez estoy convencida de que la cosa va en serio. Los modelos de empresas sociales desarrollados para pensar en la gente, en la construcción de una sociedad más equitativa y menos excluyente, merecen todo el apoyo de las entidades del Estado.

Sólo me queda una inquietud: ¿Cuándo celebraremos que los bancos hagan lo mismo pensando en las afugias que viven los miles de destechados víctimas de la Upac y la UVR? O más simple aún: ¿Algún día los bancos aceptarán que la Corte Constitucional ya ordenó que los casos de procesos hipotecarios presentados antes de promulgar la Ley de Vivienda (diciembre de 1999) debe ser archivados? ¿Será que esto es mucho pedir? O… ¿la loca soy yo?

+++

Para volver al inicio y contenido, clic AQUÍ